INTELIGENCIA ESPIRITUAL
Howard Gardner define la IES de la siguiente manera: «la capacidad para situarse a sí mismo con respecto al cosmos, la capacidad de situarse a sí mismo con respecto a los rasgos existenciales de la condición humana como el significado de la vida, el significado de la muerte y el destino final del mundo físico y psicológico en profundas experiencias como el amor a otra persona o la inmersión en un trabajo de arte». Otros autores la definen como la capacidad de adentrarse en mundos desconocidos, a superarse a sí mismo o a buscar lo que se esconde más allá de los límites.
La IES abre la mente para que la persona pueda adentrarse en su ser y responder a las preguntas básicas del ser humano: ¿Quién soy yo? ¿Qué será de mi? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Para qué todo? ¿Por qué todo? ¿Existe Dios?
La Inteligencia Espiritual (IES)
Howard Gardner define la IES de la siguiente manera: «la capacidad para situarse a sí mismo con respecto al cosmos, la capacidad de situarse a sí mismo con respecto a los rasgos existenciales de la condición humana como el significado de la vida, el significado de la muerte y el destino final del mundo físico y psicológico en profundas experiencias como el amor a otra persona o la inmersión en un trabajo de arte[1]». Otros autores la definen como la capacidad de adentrarse en mundos desconocidos, a superarse a sí mismo o a buscar lo que se esconde más allá de los límites.
Como se ha señalado anteriormente, en la tesis de Gardner la IES se podría considerar una inteligencia común a las demás pero también se podía unir a la intrapersonal. Esta comprende las emociones y pensamientos, pero no podemos reducir el conocimiento del yo a la IES. La IES es la conciencia de lo universal, conciencia de la humanidad y fraternidad entre todos los seres, capacidad de maravillarse del cosmos, sentido de lo místico, disponibilidad para escuchar y comprender a los demás, y la capacidad que nos permite ser felices[2].
La IES abre la mente para que la persona pueda adentrarse en su ser y responder a las preguntas básicas del ser humano: ¿Quién soy yo? ¿Qué será de mi? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Para qué todo? ¿Por qué todo? ¿Existe Dios? Los seres humanos son esencialmente espirituales porque sienten la necesidad de preguntarse sobre cuestiones «fundamentales» o «sustanciales»[3].
«La IES permite que los seres humanos sean creativos, cambien las reglas o alteren las situaciones. Nos permiten jugar con las limitaciones y vivir un “juego infinito”[4]».
La IES es una forma profunda de espontaneidad, una respuesta a ese centro profundo del ser y al espacio donde está arraigado. Cuando la persona es profundamente espontánea[5], está con toda naturalidad en contacto con su propio ser interior, con todo lo que forma parte de ese centro. La IES nos hace «aptos para entrar y salir de estados de conciencia como la conciencia cósmica, la contemplación profunda, la práctica de la oración y el ejercicio de la meditación[6]».
1. Diversas definiciones de Inteligencia Espiritual
El termino IES lo acuñaron dos investigadores, Danah Zohar y Ian Marshall. Según ellos, las personas que cultivan esta inteligencia tienen más capacidad para preguntarse el porqué y el para qué de las cosas[7]. Algunos otros autores como Robert Emmons, han señalado la IES como la facilidad para resolver los problemas de la vida cotidiana y conseguir la realización de sus propósitos. Tony Buzan ahonda en la capacidad de los negocios que tiene una persona que trabaja su capacidad espiritual. Kathleen Noble concibe la IES como un poder innato del ser humano y con poder de superar el ego y abrirse a los otros. Frances Vaughan define la IES como la vida interior de la mente y el espíritu, y su relación con el ser en el mundo, es decir, es la persona que tiene una capacidad de conectar con todo lo que existe. David B. King la declara como la capacidad para el pensamiento existencial, crítico, y faculta para observar y contemplar la realidad, el universo, el espacio y el tiempo. Según Richard Colman la IES es la capacidad de seguir las propias ideas yendo contra las establecidas o convencionales.
En el plano religioso José Luis Vázquez señala la IES como el ápice espiritual o conciencia por medio del cual Dios nos habla[8]. Para el psiquiatra Robert Cloninger, la IES abarcaría «la capacidad de trascendencia del ser humano, el sentido de lo sagrado o los comportamientos virtuosos que son exclusivamente humanos, como el perdón, la gratitud, la humildad o la compasión[9]».
Albert Einstein afirmó: «cuando una persona encuentra una respuesta al problema del sentido de la vida es ya una persona religiosa». Paul Tillich ofrece esta visión del hombre religioso: «plantearse apasionadamente la pregunta por el sentido de nuestra existencia». Ludwig Wittgenstein dice: «creer en Dios significa ver que la vida tiene un sentido». Bernabé Tierno se hace la pregunta: ¿El cerebro humano necesita inventarse a Dios?[10].
Existe también una visión de la IES para los ateos y agnósticos. Carlos Valverde la define de esta manera: «El hombre irreligioso lo es porque se detiene en su camino en busca de sentido, porque no llega hasta el final. Tal vez intenta tranquilizarse con la facticidad de lo que tiene y no quiere oír la voz que le está exigiendo buscar la plenitud. Así lo hacen algunos agnósticos contemporáneos[11].»
Para la Asociación Espiritual Mundial de Brahma Kumaris la IES «está por encima de la inteligencia operativa, la que nos permite resolver problemas mediante el razonamiento lógico e incluso por encima de la IE, la que nos ayuda a saber relacionarnos y convivir con los demás[12].»
Para Ramón Gallegos Nava utilizamos la IES «para entender el sufrimiento humano y ponerle fin. La utilizamos para contestar a las preguntas filosóficas básicas y encontrar significado existencial y trascendental. La IES es el acceso y uso del sentido, visión y valores para pensar y tomar decisiones responsables. Es la inteligencia que nos lleva a la totalidad y nos da nuestra integridad moral. Es el corazón de las inteligencias. La inteligencia del Ser profundo. La inteligencia transformadora que nos impulsa a la iluminación espiritual[13].»
Desde la teología se encuentran perspectivas muy interesantes. En el siglo XIX el cardenal J. H. Newman reflexionaba, con palabras, sobre la necesidad de un trabajo educativo para la competencia espiritual. El teólogo K. Rahner, afirmaba: «el cristiano del siglo XXI será místico o no será[14]».
El profesor de fenomenología J. Martín Velasco propone la necesidad de personalizar y de hacer «propia» la experiencia espiritual y por tanto religiosa. Habla del paso de un cristianismo impersonal, sociológico, de masas, a un cristianismo personalmente asumido, como paso de una fe pasiva a una fe activa, como cambio de un catolicismo practicante, hechos de ritos y prácticas cumplidas por obligación o por presión social, a un cristianismo confesante[15].
Según Singh G. sería la habilidad para comprender el fenómeno espiritual, pero no hay que confundir la consciencia religiosa o la fe con la IES.
2. Las pruebas científicas de la Inteligencia Espiritual
En los últimos años de la historia de la humanidad y con los nuevos avances tecnológicos se han podido realizar gran cantidad de pruebas científicas sobre la existencia de la IES. Los estudios científicos son de tipo neurológico, psicológico y antropológico sobre el pensamiento humano y los procesos lingüísticos[16]. Destacamos cuatro corrientes específicas de la investigación actual[17] que parecen importantes para el estudio de la IES:
La primera corriente es la llamada de la existencia del «punto divino[18]» en el cerebro humano, realizada en los años noventa por el neurólogo V. S. Ramachandran y el neuropsicólogo M. Persinger. Para estos científicos el centro espiritual está localizado entre las conexiones neurales de los lóbulos temporales del cerebro. Este «punto divino» no prueba la existencia de Dios, sino que prueba que el cerebro ha evolucionado para hacer preguntas trascendentales y usar una sensibilidad para significados y valores más profundos.
La segunda corriente es la que propone un tercer tipo de pensamiento, el pensamiento unitario. Hasta el momento se había descubierto el coeficiente intelectual (CI) y la inteligencia emocional (IE), pero en este momento el neurólogo Wolf Singer descubre un pensamiento que unifica las oscilaciones neuronales.
La tercera corriente es el estudio de los campos eléctricos de oscilación en el cerebro, la investigación a mediados de los noventa la lleva a cabo Rodolfo Llinas[19].
La cuarta corriente es la del neurólogo y antropólogo Terrance Deacon. Demuestra que la evolución de los lóbulos frontales del cerebro, donde se produce la actividad del lenguaje humano es la base sobre la evolución de la imaginación simbólica, social y de la IES[20].
En todos los estudios neurológicos parece claro que el «punto divino» tiene un esencial papel biológico en la experiencia espiritual. Los neurólogos y psicólogos que han estudiado la actividad del «punto divino» en relación con la locura y la creatividad confirman la correlación del lóbulo temporal o zona límbica de estimulación con experiencias «anormales» o «extraordinarias» de toda clase.
«El universo ha evolucionado, durante miles de millones de años, hasta producir en el cerebro el instrumento que capacita al ser humano para percibir la presencia de Dios, que siempre estaba allí, aunque de un modo no perceptible conscientemente. La existencia de este “punto Dios” representa una ventaja evolutiva de nuestra especie. Es una referencia de sentido para nuestra vida. La espiritualidad pertenece a lo humano y no es un monopolio de las religiones. Antes bien, las religiones son una de las expresiones de ese “punto de Dios”[21].»
En conclusión, el cerebro emana sincrónicas oscilaciones neuronales de 40 Hz que funcionan por todo el cerebro. Estas oscilaciones son el «centro» del ser, la fuente neurológica de donde emerge el «yo». Representan el trasfondo neurológico de nuestra IES unificadora, contextualizadora y transformadora[22].
[1] F. TORRALBA, Inteligencia espiritual, ob. cit., 45
[2] Cfr. J. L. VÁZQUEZ BORAU, ob. cit., 43-44
[3] Cfr. Ibídem, 41
[4] D. ZOHAR, y IAN MARSHALL, ob. cit., 20
[5] Cfr. D. GOLEMAN, Focus. Desarrollar la atención para alcanzar la excelencia, Editorial Kairós, Barcelona, 2013, 81-118
[6] F. TORRALBA, Inteligencia espiritual, ob. cit., 50
[7] D. ZOHAR, y IAN MARSHALL, ob. cit.
[8] J. L. VÁZQUEZ BORAU, ob. cit., 14
[9] Ibídem, 39, y J. L. VÁZQUEZ BORAU, La inteligencia no es el cerebro, en art. cit., 12
[10] Cfr. B. TIERNO, Espiritual mente, Planeta, Madrid, 2011, 93-95
[11] J. L. VÁZQUEZ BORAU, La inteligencia no es el cerebro, en art. cit., 18
[12] <http://bkwsu.org/media/spain/reflexiones/Inteligenciaespiritual1.pdf> Consultado (29/05/2014)
[13] R. GALLEGOS NAVA, Inteligencia espiritual, Fundación Ramón Gallegos, México, 2013
[14] K. RAHNER, Espiritualidad antigua y actual, en «Escritos de Teología» Tomo VII (1967) 22
[15] Cfr. J. MARTÍN VELASCO, La Transmisión de la fe en la sociedad contemporánea, Sal Terrae, Santander, 2002
[16] Cfr. J. M. CASTRO CAVERO, Aproximación a la inteligencia espiritual, Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, Gran Canaria, 2012, 31-36
[17] Cfr. D. ZOHAR, y IAN MARSHALL, ob. cit., 25-27
[18] Es un término científico acuñado por los neurobiólogos Persinger y Ramachandran a la zona del cerebro de los lóbulos temporales y que está relacionada con la experiencia religiosa o espiritual. Cfr. M. DÍAZ PRIETO, El punto de Dios. Científicos y pensadores especulan sobre la existencia de la inteligencia espiritual, en «La Vanguardia» (28/05/2006)
[19] Los estudios de Rodolfo Llinas en la Universidad de Nueva York están basados en la investigación sobre la naturaleza y función de las oscilaciones neuronales de 40 Hz. Estas se encuentran en todas las partes del cerebro. Estas oscilaciones se producen en la vigilia y también en el sueño. Por tanto el cerebro está diseñado para ser consciente y tener una dimensión trascendente. Estas oscilaciones de 40 Hz por todo el cerebro proporcionan un medio que puede fusionar nuestra experiencia y colocarla en un marco de más amplio significado (IES). Cfr. D. ZOHAR, y IAN MARSHALL, ob. cit., 49-112
[20] Las oscilaciones neuronales de 40 Hz son la base neural de la IES, una tercera inteligencia que pone nuestros actos y experiencias en un contexto más amplio de significados y valores, haciéndolos así más efectivos. Cfr. D. ZOHAR, y IAN MARSHALL, ob. cit., 49-112
[21] Cfr. L. BOFF, El punto Dios en el cerebro, en «Koinonia» (11/05/2003)
[22] Cfr. D. ZOHAR, y IAN MARSHALL, ob. cit., 153